Sir Ken Robinson,
uno de los mayores expertos internacionales en el desarrollo de la
creatividad y la innovación tiene muy claro por qué dejamos de
ser creativos al crecer: “Los niños arriesgan, improvisan, no tienen miedo a
equivocarse; y no es que equivocarse sea igual a creatividad, pero sí está
claro que no puedes innovar si no estás dispuesto a equivocarte, y los adultos
penalizamos el error, lo estigmatizamos en la escuela y en la educación, y así
es como los niños se alejan de sus capacidades creativas”.
Robinson, en
sus conferencias explica que todos los sistemas educativos del mundo
datan de una realidad del siglo XIX, donde se iba a la escuela para conseguir
un trabajo, y se basan en una jerarquía de temas donde las matemáticas, los
idiomas o las humanidades tiene más peso que las artes porque el objetivo es
llegar a la universidad y preparar profesores universitarios. En una sociedad
industrial, formarse quería decir acumular información y conocimiento
para luego aplicarlo en el puesto de trabajo. Hoy, en una sociedad donde la
información está a golpe de clic, más que acumular conocimientos teóricos se
necesita desarrollar habilidades y capacidades para el desempeño profesional. “Los
cambios sociales y tecnológicos han modificado el mundo y ahora uno, tras pasar
por la universidad, obtiene un título pero no un trabajo, y en el mundo laboral
se pide una inteligencia diversa mientras que el sistema educativo merma
algunas capacidades: no enseña a bailar igual que enseña matemáticas, no
apuesta por la música porque no lo ve como algo de utilidad para un trabajo, y
no educa a la totalidad del ser”, resume Sir Ken Robinson.
Sir Ken Robinson,
uno de los mayores expertos internacionales en el desarrollo de la
creatividad y la innovación tiene muy claro por qué dejamos de
ser creativos al crecer: “Los niños arriesgan, improvisan, no tienen miedo a
equivocarse; y no es que equivocarse sea igual a creatividad, pero sí está
claro que no puedes innovar si no estás dispuesto a equivocarte, y los adultos
penalizamos el error, lo estigmatizamos en la escuela y en la educación, y así
es como los niños se alejan de sus capacidades creativas”.
Robinson, en
sus conferencias explica que todos los sistemas educativos del mundo
datan de una realidad del siglo XIX, donde se iba a la escuela para conseguir
un trabajo, y se basan en una jerarquía de temas donde las matemáticas, los
idiomas o las humanidades tiene más peso que las artes porque el objetivo es
llegar a la universidad y preparar profesores universitarios. En una sociedad
industrial, formarse quería decir acumular información y conocimiento
para luego aplicarlo en el puesto de trabajo. Hoy, en una sociedad donde la
información está a golpe de clic, más que acumular conocimientos teóricos se
necesita desarrollar habilidades y capacidades para el desempeño profesional. “Los
cambios sociales y tecnológicos han modificado el mundo y ahora uno, tras pasar
por la universidad, obtiene un título pero no un trabajo, y en el mundo laboral
se pide una inteligencia diversa mientras que el sistema educativo merma
algunas capacidades: no enseña a bailar igual que enseña matemáticas, no
apuesta por la música porque no lo ve como algo de utilidad para un trabajo, y
no educa a la totalidad del ser”, resume Sir Ken Robinson.